Los extranjeros se tiran a la pista, aunque no dominen los pasos más elementales del merengue.
Es un hecho bien sabido y aceptado que el merengue es la música más alegre del mundo. Como si se tratara del himno nacional o del banderazo para iniciar una competencia, el merengue es generalmente el punto de partida de cualquier fiesta en la República Dominicana.
Tal como cantaba Joseito Mateo, “cuando suena en una fiesta un merengón, la gente su pareja va a jalar…” pero como se trata de un ritmo tan contagioso, también bailan o se mueven los que se quedan en sus asientos y los que no saben bailar.
La alegría de este ritmo musical es tan impactante que en los lugares turísticos del país los extranjeros se tiran a la pista, aunque no dominen los pasos más elementales del merengue.
Pero en este punto tendría sentido preguntar por qué el baile del merengue no es universalmente tan popular como el de la salsa y la bachata, a pesar de contar con un ritmo tan excitante y cadencioso y depender en principio de tres movimientos básicos: un paso lateral, un paso hacia adelante y otro paso hacia atrás, además de algunas vueltas de fácil ejecución… y un mundo de posibilidades creativas.
¿Por qué cuando se presentan orquestas de merengue en grandes escenarios internacionales, como es el caso de Viña del Mar, en Chile, el público reacciona con verdadero frenesí, pero con una notable limitación para moverse al compás del ritmo?
La explicación sencilla es que fuera de la República Dominicana es muy poco lo que se conoce sobre la técnica del merengue como danza, fuera de lo que proyectan en video los frentes de orquestas y las coreografías estilizadas que acompañan estas agrupaciones, que no dan ninguna idea de cómo se baila en pareja, que se supone es una de las grandes fortalezas de nuestro ritmo, tal como lo reconoció la UNESCO en su declaratoria del 2016.
Otra explicación es que el desarrollo y evolución del merengue como ritmo musical, nunca estuvo acompañado de una estrategia para mostrarlo como baile en pareja. Y todavía sigue siendo así, aunque desde los tiempos del Combo Show, Johnny Ventura nos dejó unos pasitos clásicos que casi todos aplicamos cuando nos tiramos a la pista después del segundo trago.
Inclusive a nivel internacional, cuando en los años 40 y 50 el famoso músico español Xavier Cugatllevó el merengue a los salones más exclusivos de Estados Unidos y del Mundo, el frente de su orquesta nunca mostró el baile en pareja, aunque mantuvo una atractiva coreografía, tradición que aún se mantiene en las agrupaciones musicales dominicanas, especialmente desde el surgimiento de Johnny Ventura y su Combo Show y más adelante Wilfrido Vargas.
Una gran oportunidad para relanzar el merengue
Ahora que el merengue ha sido declarado patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, por decisión de UNESCO, lo cual compromete al Estado con su preservación como símbolo de identidad, además del atractivo que puede aportar como parte de la oferta turística del país, parece que ha llegado a la hora de que el merengue promueva su otra gran fortaleza como danza y baile en pareja, siguiendo los pasos de la bachata.
De lo que se trata es proyectar al merengue no solo como ritmo musical para ser escuchado, sino también como danza popular y baile en pareja, tal como lo ha mostrado Juan Luis Guerra en algunos de sus videos, especialmente en la “Cosquillita” y en “I Love You More”.
Ayudaría también que la coreografía de las orquestas y grupos de merengue incluyan una o dos parejas bailando el popular género, sobre todo por el creciente número de turistas que visitan el país, muchos de los cuales nunca han visto los pocos videos que se exhiben en Youtube mostrando como se baila el merengue de verdad.
Por cierto, en Youtube sobresalen en promoción del merengue como baile en pareja las destacadas parejas internacionales integradas por el dominicano Junior Aquino y la colombiana Carolina Bustamante, ambos establecidos en Estocolmo, Suecia; y Alex Morel, dominicano oriundo de Los Minas, Santo Domingo Este, y Desiree Godsell, de New York Estados Unidos.
No deja de ser prometedor, sin embargo, que el servicio exterior dominicano bajo la responsabilidad del canciller Roberto Álvarez haya trazado una política de apoyo a la diplomacia cultural, que incluye la proyección de los valores culturales del país, incluyendo la promoción del merengue y la bachata.
En esa onda ya existen iniciativas en proceso apoyadas por la embajadora Patricia Villega de Jorge, en Brasil; y el embajador Federico Cuello Camilo, en Corea, dirigidas a proyectar y difundir la música dominicana y auspiciar la creación de escuelas para enseñar y a bailar merengue y bachata.
Este tipo de iniciativas tendría valor también para identificar a los jóvenes dominicanos con estos valores culturales, ya que actualmente en el país son cada vez menos los adolescentes que bailan nuestros ritmos, tal como me lo contaron dirigentes comunitarios de los barrios 27 de Febrero y María Auxiliadora.
Los muchachos se conforman con moverse al compás de un dembow o la llamada música urbana, pero no siempre se animan a bailar merengue y bachata porque no saben cómo hacerlo, me comentaban los comunitarios Andrés Mañón y Luis Reyes, al defender la idea de crear una academia de ritmos tropicales, un proyecto en proceso de desarrollo que cuenta con la simpatía de autoridades y personalidades del medio. (26 de diciembre 2021)
* Luis José Chávez es el presidente delForum Iberoamericano de Periodistas de Turismo (FIPETUR)
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